Etiquetas

entrada semanal (15) retos (13) roles (12) seminarios (5)

viernes, 13 de marzo de 2015

Frontera Marruecos-España

Tras escuchar esta canción de Chambao, se me ha venido a la mente un recuerdo muy triste que me gustaría compartir con vosotros.
Esta navidad estuve de vacaciones en Marruecos, un país totalmente diferente al nuestro, donde abunda la pobreza pero precioso, un país precioso. Mis recuerdos de la estancia allí son muy buenos, la gente muy amable y para nada peligroso. Yo iba en tensión, ya que era algo nuevo para mí pero he de decir que me lo pusieron muy fácil para que me sintiera cómoda.
Sí, como he dicho mi estancia allí fue muy buena pero el regreso a casa no fue para nada agradable.
Esta imagen no es cosa de las películas. La frontera estaba repleta de vallas como esta, y verlo en vivo y en directo fue muy duro. En la parte superior de la vallas se situaban pinchos y en algunos extremos cuchillas. Os preguntaréis por qué mi impacto de vuelta a casa si al ir también estaban estas horribles vallas. Al cruzar la frontera hacia Marruecos, únicamente veía una aglomeración de coches y personas (sobre todo mujeres) cargadas con mucho peso. Esto fue impactante pero nada en comparación con la vuelta. Cientos y cientos de personas procedentes de Sudáfrica a lo largo de los últimos 10 kilómetros antes de llegar a la frontera. Caras de tristeza, cansancio, desesperación, miedo, agotamiento, esperaban ser recogidos por alguien para pasar como sea esa dichosa barrera. Tan solo estaban a 10 kilómetros de conseguir su objetivo, una nueva vida. Habían recorrido miles de kilómetros a pie y una vez se encontraban a punto de cruzar, se encontraban con que no iban a obtener lo que tanto ansiaban. Habían dejado su hogar, su familia, todo lo poco que tenían y ahora se encontraban solos, desamparados, sin nada, únicamente convivían con el grupo de personas con las que iban. Era inevitable que alguna lágrima no cayera, tantas personas en busca de mejorar la calidad de su vida y ahora se habían quedado con menos de lo que tenían. Me moría por poder hacer algo para que pasasen, por poder ayudar, pero no, era imposible. Y aquí no acaba todo. Las vallas, las famosas vallas con ropa rajada colgando. ¿Cuántas personas habrán sufrido daños por esas vallas? o es más, ¿cuántas personas habrán dejado ahí su vida?

Espero que algún día podamos ayudar a todas estas personas y que no sea necesario la existencia de las fronteras. Ellos no son personas malas como mucha gente piensa, ellos no quieren invadirnos como otros tantos dicen. Ellos tan solo buscan felicidad, poder vivir dignamente. Pienso que deberíamos tener un poquito más de empatía y ponernos en su lugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario